Una de las curiosidades que se dan cuando te conviertes en emprendedor es que de repente la palabra «suerte» aparece en tu vida…
Al principio no te das cuenta y simplemente se entremezcla con las palabras que escuchas. Es una más y como tal no tiene significado. «Que bien, cuanto me alegro, seguro que tendrás suerte…»
Luego, después de obviarla unas cuantas, muchas, veces empiezas a descubrirla. Aparece como por arte de magia y empieza a cobrar sentido. «Que tengas mucha suerte…» Es aquí cuando respiras hondo y sin saber muy bien por qué empiezas a coger cierta distancia. Como por arte de magia ves en tu interior una especie de precipicio. Si, de esos con niebla pero en los que intuyes lo alto que debe ser.
Y ya por último, no lo puedo aguantar más, te obsesionas con la dichosa palabrita… «mucha suerte, buena suerte, toda la suerte del mundo, la mejor suerte, suerte, suerte…» Que alguien les mande a tomar por cu@#o!! Si, ya se que me desean la mejor SUERTE!! pero es que me cago yo en la dichosa SUERTE. No puede ser que después de trabajar durante más de 50.000 horas en aquello a lo que me dedico tan solo el factor SUERTE sea lo primordial. Al menos no quiero creérmelo.
Como, por defecto, tengo que razonarlo trato de tomar distancia y entender… será que tan solo la SUERTE me puede ayudar… entonces si es solo cuestión de SUERTE… yo no puedo hacer nada, si no puedo hacer nada… en el precipicio y en caída libre…
Bien es cierto que no se leer entre líneas, con mucha destreza, pero si mi reflexión es cierta entonces todo aquel que me desea suerte es por que cree que yo no puedo hacer nada lo cual me deja muy mosqueado. ¿Nadie puede hacer nada por su SUERTE? No puedo creérmelo… Si que tiene devotos esta religión!!
Una vez más tengo que parafrasear a Francisco Alcaide y recordar aquello que decía que un emprendedor, además de ateo (de la religión de la SUERTE), debe tener una templanza y un oído tan fino que le permita ser capaz inmutarse y el poder de seleccionar aquello que debe escuchar.
Lo siento mucho pero si los pesimistas son un cáncer, ya que ni viven ni dejan vivir, los que te desean SUERTE, además de ser unas bellísimas personas, son un gran grano en el trasero…
Foto: Flickr
Jesús, felicidades por el blog y por tu artículo. Comprendo tu malestar por cómo la gente utiliza el término suerte. A mi me gusta esa definición que dice «suerte es cuando se juntan la oportunidad y la preparación». Y es que a todos se nos presentan muchas y diferentes oportunidades a largo de la vida, y lo que la gente llama suerte, es haberlas sabido aprovechar.
Yo si creo en esa suerte, en la de prepararme día a día para estar preparado para cuando se me presentan las oportunidades y así poder aprovecharlas.
Por ejemplo, hace varios años leí en la prensa local un anuncio que invitaba a volverse distribuidor de una empresa de telefonía en mi país (Guatemala). En ese entonces la penetración de la telefonía móvil no era muy alta, y decidí averiguar. Logré ingresar en el mercado, localicé un nicho bastante enfocado, cree una plataforma de financiamiento rápido y con bajo riesgo para mí, y me consumí el nicho en 3 meses. Me gané como $3 mil en 3 meses. Miles de personas vieron ese anuncio, pero no lo aprovecharon. Yo tenía ahorros, tenía tiempo, y tenía la decisión de hacer algún negocio, así que estaba preparado. A los ojos de muchas personas, Tuve una gran suerte!!!
Saludos, y sigue adelante!!!
Yo pienso que la suerte es importante, pero lo fundamental es contar con unas aptitudes adecuadas, una muy buena predisposición y un gran equipo.
Hola José,
Muchas gracias por pasarte y por tu comentario.
Thomas Jefferson dijo una vez: «Soy un gran creyente en la suerte, y me he dado cuenta que cuánto más duro trabajo, más suerte tengo».
Y yo me identifico totalmente con esa forma de entenderlo y, en realidad, era lo que pretendía expresar.
Saludos,
Hola José Manuel,
Muchas gracias por pasarte y por tu comentario. Si, es algo necesario pero no algo en lo que centrarse ya que no se puede controlar.
Saludos,