Los formadores tienen que estar muy motivados y receptivos a los mensajes y opiniones que le transmiten el grupo heterogéneo de alumnos que tienen en cada acción formativa.
Con las formaciones, se pretenden dar a los alumnos herramientas para adquirir determinados conocimientos y capacidades. Así que muchas veces también debemos generar un cambio en sus motivaciones respecto a esas materias para que “cambien el chip” y se abran a la formación.
Todas las acciones tienen unos objetivos que debemos conseguir así como cada alumno tiene claros, por lo general sus objetivos a la hora de realizar un curso. Una formación no es soltar el rollo, es decir, no es una actividad unidireccional.
Debemos escuchar a los alumnos e identificar sus objetivos para poder hacer que sean coincidentes con los de la formación. Sus opiniones enriquecen y ayudan a conseguir los objetivos marcados con cada materia y de igual forma que se genere el debate y la reflexión mediante este tipo de prácticas.
Pero no todos los alumnos son iguales. Suelen darse casos en los que no están motivados, no ya porque sean escépticos (porque al principio todos lo pueden estarlo hasta conocer al formador y el contenido real de lo que se imparte) sino porque su idea es manifestar su frustración boicoteando la formación.
El formador debe de mantener la calma y estar preparado para afrontar este tipo de situaciones que tarde o temprano se nos dan. En ningún lugar deberá ponerse a su nivel y “entrarle al trapo” en plan agresivo porque es lo que están buscando.
Por ejemplo, suelen tratar temas que no están en el temario o en el plan del día. El formador, deberá reconducirlo hacia los temas a tratar, formulándole preguntas o valiéndonos del resto de alumnos para desviar la atención hacia lo importante. Si el alumno sigue insistiendo, amablemente hay que cortarle diciéndole que en el tiempo del descanso se puede debatir todo lo que quiera sobre ese tema que le interesa, sin embargo, la clase no es el momento adecuado, pues hay que llevar a cabo la programación de una manera organizada por el bien de todos los alumnos.
¿Qué pasa con esos alumnos que están constantemente retando al profesor para demostrar que saben más sobre una materia? Debéis dejarle participar y reconducir sus preguntas al resto de participantes para conocer sus opiniones. No es aconsejable entrar en rivalidades de conocimiento porque no se trata de un duelo. Un formador no debe justificar su conocimiento ante un alumno; no merece la pena. Es más, cuando veáis que en alguna área de esa materia no participa, posiblemente sea porque no la domine y podéis preguntarle o motivarle para que participe y que se dé cuenta que es imposible dominar todo.
Las peores situaciones son aquellas en las que algunos alumnos faltan al respeto al formador o a otros alumnos por no respetar sus puntos de vista. Esto de forma tranquila y tajante debe ser cortado de raíz y recordarle cuáles son las normas de la acción formativa respecto a las intervenciones y participaciones, haciendo hincapié en que se respetan todas las opiniones siempre y cuando, se respete a los demás. Al finalizar la clase, es conveniente tener una charla individualizada con este alumno para ver qué le pasa y por qué se comporta así, para poder actuar en consecuencia.
Lo que está claro es que vosotros tenéis que marcar el ritmo y demostrar quién es el guía, adaptándose al nivel del grupo, sin permitir que nadie se quede descolgado.
¿Cuéntame tus experiencias con los alumnos conflictivos? Y ¿Cómo las recondujiste?
Hola Juan,
Bien, en este caso no puedo decir mucho, ya que no soy formador, pero si te sirve mi experiencia dirigiendo gente puedo comentarte que a una persona conflictiva hay que manejarla con mucha mano izquierda. Es cierto que los duelos no conducen a ninguna parte pero es más cierto que siempre pierde una parte. Tanto alumno como tutor quedarán resentidos y al final el trabajo, su formación, se verá muy perjudicado.
Saludos y gracias por la reflexión…
Hola Juan,
Bien, en este caso no puedo decir mucho, ya que no soy formador, pero si te sirve mi experiencia dirigiendo gente puedo comentarte que a una persona conflictiva hay que manejarla con mucha mano izquierda. Es cierto que los duelos no conducen a ninguna parte pero es más cierto que siempre pierde una parte. Tanto alumno como tutor quedarán resentidos y al final el trabajo, su formación, se verá muy perjudicado.
Saludos y gracias por la reflexión…
Hola Jesús,
Esta claro que las situaciones conflictivas con otras personas en el ámbito laboral requieren tacto, sin embargo, la firmeza también es necesaria en función de las circunstancias.
En la impartición de acciones formativas se tiene más flexibilidad y ambas partes tienen que ganar. Por supuesto, el formador tiene que ser el que dirija la situación sin perder de vista los objetivos de todos los alumnos.
Saludos,
Juan