Si hay algo que los gestores olvidamos, por falta de disciplina, es el continuum organizativo. Olvidamos organizar de forma sistemática y como por falta de ejercicio de repente nos encontramos con esos michelines que han surgido sin saber muy bien porque ni como.
Una vez descubiertos, los michelines, pasamos por varias fases psicológicas: negación, omisión, rendición, impulso y acción. Las cuales conllevan un necesario ejercicio para enganchar el continuum que habíamos dejado escapar.
Es curioso ver como la mente omite aquello que, aún sabiéndolo, debe hacer. (Quizás deberíamos preguntarle a Yoriento… 🙂 ) «Procrastinación«. Pero más curioso es ver como por arte de magia, y de un día para otro, surgen respuestas a todas aquellas cosas que no se entendían. Quizás nuestro subconsciente no procrastina y continúa trabajando en su solución, quizás…
La fase de negación es aquella que nos lleva a olvidarnos de la tarea en cuestión y que nos enfoca en el cuadrante urgente/no importante para evitar centrarnos en el urgente/importante. Es la primera de las fases procrastinadoras y es la fase en la que preferimos apagar fuegos en lugar de sembrar cosecha. Es la fase en la que sabes lo que debes hacer, admites que debes hacerlo, pero algo te impide ponerte a ello.
La fase de omisión, la segunda, es la fase en la que el fuego ( lo que se debe hacer ya!! ) es tan importante que tu mente ya no puede estar en dos sitios a la vez y se concentra, con todas sus energías, en solucionar aquello que debes hacer ya. Apagar el fuego. Es una de las más peligrosas ya que por arte de magia te ha robado varios días y no te has dado cuenta. Es una fase que te obliga a entrar en un flujo productivo que absorbe tu razonamiento y que te concentra en su camino. Es, por hacer un símil, una cinta mecánica que te obliga a caminar hacia adelante y que, a causa de su velocidad, te impide parar o cambiar de dirección.
Sin embargo esta fase solo dura lo que dura la tarea en cuestión y una vez que la cinta se queda sin «pilas» entonces llega la rendición. Es la fase en la que tu mente ya no tiene escapatoria y sabe que debe empezar a sembrar sino se quedará sin cosecha. Es la fase en la que todos tus sentidos despiertan de nuevo, entienden todo el tiempo que ha pasado y asumen la nueva necesidad. «Impulso».
El impulso, la tercera fase, llega cuando el fuego ya se ha apagado completamente (has echo aquello que debía hacerse ya) y te das cuenta que el trigo que tenías en tu cesto, tu cosecha, no está sembrado y que si esperas un poco más seguro que se estropea. Es una fase en la que la mente se despierta bruscamente y comienza a bombardear al corazón con ataques de respiración convulsa y agobio en forma de calendario. Es una fase en la que tu corazón te lleva hacia adelante pero tu cabeza todavía no sabe si el camino es el correcto.
Esta fase termina con la acción, la última del proceso, casi siempre descontrolada, pero acción al fin y al cabo.
Quizás tus fases sean distintas, quizás las llames de otra forma pero lo cierto es que antes o después procrastinarás y deberías conocer los pasos para reducirlos al máximo. ¿No crees? Para ello te propongo una cosa, una reunión contigo mismo.
¿Por qué? Pues porque teniendo tiempo para revisar y actualizar tus objetivos entonces mantendrás la vista en tu horizonte y no en el de los problemas.
Para sacarle el máximo provecho a esta reunión personal puedes hacer dos cosas, revisar los objetivos de tu semana en curso y los de la siguiente.
Para la semana en curso puedes:
- Revisar el archivo de proyectos terminados y en curso
- Actualizar los plazos en los proyectos abiertos
- Diseñar los plazos para nuevos proyectos
- Actualizar las fechas en tu calendario
- Revisar las notas que haces a diario
- Reescribir notas adhesivas en tu bloc de notas
Para la nueva semana puedes:
- Empezar la lista de tareas para la nueva semana
- Dar prioridad a proyectos
- Resaltar prioridad de seguimiento
- Resaltar prioridad e-mails
Independientemente de si se trata de 30 minutos a dos horas, será el mejor tiempo invertido de toda la semana. Uno nunca sabe lo que puede estar omitiendo durante la semana.
Más Info: Microsiervos – Wikipedia – Telegama – Canasto – Enrique Dans
Jesús, para evitar procrastinar y hacer más probable cumplir con las tareas pendientes la mejor medida puede ser … no ponerse tantas tareas que no son importantes y tantas a la vez¡ Sobre todo con una historia previa de fracasos en este aspecto.
Las obligaciones que no se adquieren no se pueden diferir¡ 😉
Hola Yoriento,
No se si eres padre pero una pregunta ¿puedes omitir que tu hijo se ponga a llorar en la mitad de la noche? Por poder, puedes, pero tu cariño puede más que tu deber y aunque procrastinarías con toda la razón del mundo, y cansancio, hay cosas en las que no puedes obviar…
Es un ejemplo extremo pero real ya que cuando tienes una empresa tienes un hijo más y muchas veces debes asumir más tareas de las que puedes …
Saludos,
¿Reducir la procrastinación? ¿Por qué querría hacer eso? Es cierto que hay procrastinación excesiva y por tanto negativa, pero procrastinar el debido tiempo permite, justamente, demorar la acción maximizando el tiempo dedicado a la planeación, a saber qué tenemos que hacer antes de actuar precipitadamente.
Muy bueno el artículo. 🙂